El río Litaní

El crecimiento y fortalecimiento del grupo terrorista Hizbolá se crea en el periodo de más de 20 años que el pueblo israelí ocupó el suelo libanés hasta el río Litani. Fue entonces, bajo la ocupación, antes de la retirada del ejército israelí en 2000, cuando el partido de Dios se convirtió en un elemento fundamental en la fragmentada vida política libanesa.

No entiendo por qué los políticos israelíes creen que esta vez sí van a poder con las milicias chiíes. Esta misma semana, poco después de que el mando militar informara de que la infraestructura de Hizbolá había sido destruida casi por completo caían sobre Israel más Katiushas y más lejos que nunca.

La victoria de Hizbolá –resistir al ejército mas potente de la región es ya una victoria- se convertirá en un elemento de unión para los libaneses.

La sociedad libanesa que se distingue por su pluralismo, su multiconfesionalidad y su gobierno pro-occidental, ha visto como el amigo de su amigo es su verdugo y se ha puesto como un solo hombre tras la resistencia de la milicia chií. Desde el presidente sunní, el primer ministro cristiano, el presidente chií del parlamento hasta los vecinos mas afrancesados de la “corniche” beirutí son conscientes de que el Líbano está pagando un fuerte precio por el “nuevo Oriente Medio” buscado por Estados Unidos y que hace aguas en Irak, en Afganistán y en Palestina.

El río Litani, zona en la que se desplegará la fuerza multinacional, puede convertirse si alguien no lo evita en la auténtica línea de fractura del choque de civilizaciones.